A esa Casa Azul, hoy convertida en museo, regresó en 1997 el fotógrafo colombiano Leo Matiz para retratar algunos de los rincones que 50 años antes había compartido con Frida Kahlo y su esposo Diego Rivera.
Por Margarita Lázaro
Ciudad de México, 13 marzo (SinEmbargo/The Huffington Post).- El 13 de julio de 1954 el mundo del arte se despedía de una de las artistas más célebres del siglo XX. Frida Kahlo fallecía a los 47 años en Coyoacán, donde se encuentra su Casa Azul, donde había nacido en 1907 y donde hoy reposan sus restos.
A esa Casa Azul, hoy convertida en museo, regresó en 1997 el fotógrafo colombiano Leo Matiz para retratar algunos de los rincones que 50 años antes había compartido con Frida Kahlo y su esposo Diego Rivera.
Esas fotos son uno de los tres ejes que conforman la exposición «Totalmente Frida», que acoge La Térmica de Málaga (del 11 de marzo a 29 de mayo). La muestra se compone de otras dos partes, una con las escenas de la pareja que el fotógrafo captó durante sus primeras visitas a la Casa Azul y otra con varios posados de la artista.
El medio centenar de instantáneas, nunca expuestas en España hasta ahora, nos acercan a una Frida más intimista y nos descubren uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX y qué más se acercó a la pareja Kahlo-Rivera. La instalación se completa con obras de autores de la época (Germán Cueto, Mathias Goeritz…), documentos, bibliografía, proyecciones y textos.
«Este es uno de los posados de Frida para Leo. Desde pequeña, la artista estuvo muy cerca de su padre, el fotógrafo Guillermo Kahlo. La enseñó a mirar y en cierto modo a pintar. También la enseñó a posar». Guillermo Kahlo, fotógrafo alemán-mexicano famoso por inmortalizar la arquitectura mexicana, enseñó a su hija a dominar el instante fotogénico. Frida era una modelo que se dirigía a sí misma y que imponía la manera en la que debía ser retratada.
«Este es otro de los posados de Frida. La exposición recoge otro muy similar en el que la artista aparece con la cabeza girada. En esta imagen, mira a las nubes mientras el fotógrafo desde abajo en un plano contrapicado».
Una imagen del fotógrafo Leo Matiz con varias de sus cámaras colgadas al cuello. Matiz, que murió en octubre de 1998, se adentró con su Rolleiflex en el ambiente intelectual y artístico de la época y logró registrar la intensidad creativa y personal de los hombres y mujeres que protagonizaron un papel decisivo en la historia de México en los años cuarenta. En 1949 expuso en el MOMA.